Hace unos días los amigos de lo ajeno entraron en casa.
Seguro que cuando vieron la biblioteca, pensaron que entre los libros se escondería algún tesoro, en forma de billetes de banco. No sabían que el único tesoro eran las historias que cada uno de ellos narraba.
Cuando entré en casa vi, con desagradable sorpresa, todas las estanterías vacías y los libros sobre el suelo, algunos abiertos, otros con las encuadernaciones rotas. Con toda la delicadeza que pude les pasé el plumero, los acaricié con un trapo suave de gamuza y los volví a colocar en sus estanterías. Creo recordar que casi en el mismo orden que estaban antes del percance, porque tengo en la mente la disposición de la biblioteca. Aunque crece con frecuencia, el grueso de los libros lleva estando en su lugar desde hace años.
El problema es que tanto movimiento no ha debido sentar muy bien a los personajes: cada vez que abro un libro encuentro una nueva sorpresa.
En estos días, ya he tenido que rescatar a Don Quijote de la Odisea para devolverlo a La Mancha, de donde nunca debió salir. A Ulises tampoco se le dio bien la lucha contra molinos de viento... Y a un Aureliano Buendía totalmente desconcertado con su nueva trama, pues había recalado en el Café Triste de McCullers, tuve que indicarle el camino hacia Macondo, donde seguir con su centenaria soledad.
Algunos casos han sido más difíciles, los distintos personajes y tramas de Italo Calvino en "Si una noche de invierno un viajero...", se han entremezclado de tal manera en otras obras, que el puzzle resulta casi imposible de resolver.
Cuando he preguntado a algunos personajes por lo sucedido, me han dicho que como experiencia resultó interesante, pero que no soportaban por más tiempo estar fuera de contexto.
Seguro que cuando vieron la biblioteca, pensaron que entre los libros se escondería algún tesoro, en forma de billetes de banco. No sabían que el único tesoro eran las historias que cada uno de ellos narraba.
Cuando entré en casa vi, con desagradable sorpresa, todas las estanterías vacías y los libros sobre el suelo, algunos abiertos, otros con las encuadernaciones rotas. Con toda la delicadeza que pude les pasé el plumero, los acaricié con un trapo suave de gamuza y los volví a colocar en sus estanterías. Creo recordar que casi en el mismo orden que estaban antes del percance, porque tengo en la mente la disposición de la biblioteca. Aunque crece con frecuencia, el grueso de los libros lleva estando en su lugar desde hace años.
El problema es que tanto movimiento no ha debido sentar muy bien a los personajes: cada vez que abro un libro encuentro una nueva sorpresa.
En estos días, ya he tenido que rescatar a Don Quijote de la Odisea para devolverlo a La Mancha, de donde nunca debió salir. A Ulises tampoco se le dio bien la lucha contra molinos de viento... Y a un Aureliano Buendía totalmente desconcertado con su nueva trama, pues había recalado en el Café Triste de McCullers, tuve que indicarle el camino hacia Macondo, donde seguir con su centenaria soledad.
Algunos casos han sido más difíciles, los distintos personajes y tramas de Italo Calvino en "Si una noche de invierno un viajero...", se han entremezclado de tal manera en otras obras, que el puzzle resulta casi imposible de resolver.
Cuando he preguntado a algunos personajes por lo sucedido, me han dicho que como experiencia resultó interesante, pero que no soportaban por más tiempo estar fuera de contexto.
Fotografía de camaraviajera, vía Flickr (retocada)
5 comentarios:
Magnífico. Estar fuera de contexto es agradable, pero sólo unas horitas.
Y eso que nosotros somos más adaptables. Los personajes de los libros llevan mucho más tiempo manteniendo los mismos hábitos.
Gracias Esteban, saludos.
Jajjajajjajajajjajajaja!!!
ES, Es, Es tremendo, qué original, menudo viaje se dan los personajes, es ingenioso y creativo, y todo a partir de novelas clásicas. Es genial!!!
Una vez más, me quito el sombrero, Señor Javi. C|:D
Qué gusto conseguir el objetivo de divertir y entretener a quien lee lo que uno escribe.
Me alegra mucho!!!
y ¿estás seguro que nadie quiso huir de la monotonía de su historia?
¿ni un sólo personaje?
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