sábado, 29 de agosto de 2009

Brevísimo

Cuento tres palabras.

jueves, 27 de agosto de 2009

Sufijos discrepantes



Quise escribir la historia de un tipejo delgaducho que vivía en un pueblecito. Cada día iba a su trabajo montado en un borriquillo. Su empleo consistía en manejar una prensa de aceituna. A veces llevaba de vuelta a casa unas garrafitas de aceite en los capazos de su borriquito. Con el aceite y una hogaza de pan alimentaba a sus chicuelos.
La historia prometía, pues tenía pensadas muchas anécdotas para ese señor.
Sin embargo, a él no le gustó el principio de mi relato. No se sentía bien como tipejo delgaducho, y pretendía ser un tipo delgadito. Entonces ya me obligaba a hacerlo vivir en un pueblucho e ir a su trabajo montado en un borricuelo para alimentar a sus chiquitos. Hasta ahí no existía mayor problema, pero no hubo manera de que llevara el aceite en unas garrafejas, porque el cuento quedaba muy feo y se estropeaba.
Así pues, dejé de escribirlo.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Cuestiones ligeras y de peso



Moneda
corriente
En casa guardo agua del río, en la caja de caudales.


Enfermo
Aunque sea buena su salud, un dictador siempre estará en un Estado lamentable.

Rotundo
Niego rotundamente haberlo negado rotundamente. No es mi estilo.

En vuelo
Mi mente vuela. Cuando aterrizo, trato de hacerlo en lugares desconocidos para no volver de golpe a la rutina.

Cortante
Siempre deseé, como Alicia, saltar a través del espejo. Ahora que lo hice, descubrí que al otro lado sólo estaban las urgencias de un hospital.

Eminente
De joven colaboró en un laboratorio de investigaciones científicas. Acabó sus días en una biblioteca. Pero sólo era un ratón.


jueves, 20 de agosto de 2009

La carretera



Los hombres estaban pintando las líneas. "Será el último día después de ocho meses", pensé ayer en el momento que vi las marcas blancas más o menos rectas sobre el asfalto negro de la carretera.
He seguido su evolución, día a día, desde que empezaron picando y cavando sobre el suelo árido de aquella especie de páramo que veo correr paralelo a la ventana de mi tren matutino.
Durante estos casi ocho meses los he visto llegar a las 7:32 de la mañana, en la oscuridad o con las primeras luces hace unos meses y ahora ya con el día claro. Bajaban del furgón del presidio y comenzaban la tarea. Cuando regresaba de mi trabajo, allí seguían. En invierno con el frío de la tarde, y en esta época del año bajo un sol voraz. Siempre he pensado que la carretera era una mezcla de betún, piedra desmenuzada y fluidos humanos.
Hoy, cuando como cada mañana he subido al tren y me he puesto en la ventanilla que da al otro lado de la estación, los hombres ya no estaban allí. La carretera tampoco.
Antes de que el tren se haya puesto en marcha, he visto venir el furgón del presidio a lo lejos. Otros presos se han bajado. Han comenzado a picar y cavar sobre el suelo árido de aquella especie de páramo.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Personajes extraviados



Hace unos días los amigos de lo ajeno entraron en casa.
Seguro que cuando vieron la biblioteca, pensaron que entre los libros se escondería algún tesoro, en forma de billetes de banco. No sabían que el único tesoro eran las historias que cada uno de ellos narraba.
Cuando entré en casa vi, con desagradable sorpresa, todas las estanterías vacías y los libros sobre el suelo, algunos abiertos, otros con las encuadernaciones rotas. Con toda la delicadeza que pude les pasé el plumero, los acaricié con un trapo suave de gamuza y los volví a colocar en sus estanterías. Creo recordar que casi en el mismo orden que estaban antes del percance, porque tengo en la mente la disposición de la biblioteca. Aunque crece con frecuencia, el grueso de los libros lleva estando en su lugar desde hace años.
El problema es que tanto movimiento no ha debido sentar muy bien a los personajes: cada vez que abro un libro encuentro una nueva sorpresa.
En estos días, ya he tenido que rescatar a Don Quijote de la Odisea para devolverlo a La Mancha, de donde nunca debió salir. A Ulises tampoco se le dio bien la lucha contra molinos de viento... Y a un Aureliano Buendía totalmente desconcertado con su nueva trama, pues había recalado en el Café Triste de McCullers, tuve que indicarle el camino hacia Macondo, donde seguir con su centenaria soledad.
Algunos casos han sido más difíciles, los distintos personajes y tramas de Italo Calvino en "Si una noche de invierno un viajero...", se han entremezclado de tal manera en otras obras, que el puzzle resulta casi imposible de resolver.
Cuando he preguntado a algunos personajes por lo sucedido, me han dicho que como experiencia resultó interesante, pero que no soportaban por más tiempo estar fuera de contexto.

Fotografía de camaraviajera, vía Flickr (retocada)

martes, 18 de agosto de 2009

Planeta musical



Orbitaba alrededor de un sol feo.

A propósito...



Asistí a la inauguración de la pinacoteca, elegantemente vestido con mi traje de cuadros.

jueves, 13 de agosto de 2009

Espera, que te lo cuento...




El psiquiatra matemático atiende a sus pacientes irracionales. En la mayoría de los casos, el tratamiento consiste en elevarse al cuadrado.

S
iento que he dejado de ser yo, que sólo soy un recuerdo en la mente de alguien que no consigo identificar.

P
ara protegerlo contra los golpes, el mejor sitio donde guardar un reloj de arena es en el bolsillo de una muñeca de trapo.

El Director de la Coral escribió un libro, de canto. Durante la representación, los intérpretes tenían que leerlo, de perfil.

Recibo un mensaje en una botella: "Hipoclorito sódico. No ingerir".

Aquel día encontró un enorme y sorprendente tesoro: el lugar donde estaban las ilusiones perdidas.

miércoles, 12 de agosto de 2009

El lado desenfadado y...



I

Me confesaste cuáles eran tus miedos. Ahora sabré mejor cómo atormentarte.

II

He cometido un pecado muy original.

III

El padre de la física moderna no estaba de acuerdo con que su hija lo enseñara todo...

IV

De mi infancia recuerdo la in. De fancia, no he vuelto a saber nada.

V

Fui al médico a recoger el alta. Me llevé mi certificado de defunción.

VI

Aquella patente era demasiado obvia.

VII

Hay lámparas con genio, y lámparas con mal genio. La mía funde todas las bombillas.



Ilustración: Portada de "Side Three, the Acoustic Adrian Belew"

...el lado sensible de la vida



I

Seguí tu rastro hasta los confines del universo. Y hasta allá seguía estando presente. Entonces cometí el error de dar el siguiente paso.

II

Hay muchas formas de llorar, pero están en esta lágrima.

III

Te busqué por acá, por allá... siempre tarde. Cuando ya no supe dónde más buscarte, lo intenté en el más allá. Y tú te acababas de marchar.

IV

Me sentí fascinado por aquel amanecer, porque fue pura magia. Aunque hubiera visto muchos otros antes, ese día ya no me correspondía verlo.

V

Cuando entré en mi habitación para dormir, mis sueños ya estaban allí.

martes, 4 de agosto de 2009

Polifacético

Aquel diamante tenía muchas facetas.
La principal era su poder de seducción. Pero también la de nublar la mente de quien lo poseía y volver egoístas a las personas.
La que nadie conocía era que, siendo un diamante falso, sus facetas lo hacían parecer auténtico.